La Asociación Española de la Carretera (AEC) estima que 33.966 kilómetros necesitan una reconstrucción de carácter urgente (actuaciones en un plazo inferior a un año) porque registran alteraciones muy serias, tanto estructurales (baches y piel de cocodrilo), como superficiales (grietas longitudinales y transversales, y descarnaduras). Asimismo, se han contabilizado otros 20.407 kilómetros de carreteras más en los que es necesario actuar en un plazo máximo de cuatro años.
La investigación de la AEC concluye, por tanto, que en un cuatrienio sería necesario intervenir en más de la mitad de las carreteras españolas (54.373 kilómetros de un total de 101.700). A su juicio, sus firmes se encuentran en la peor situación detectada desde finales de la década de los 80, principios de los 90, cuando se llevó a cabo el último gran Plan General de Carreteras de nuestra historia reciente. Según sus estimaciones, el déficit de inversión acumulado supera ya los 13.400 millones de euros.
Consecuencias
Los responsables de la AEC aseguran que deterioro de la red viaria de nuestro país puede representar “la paralización del proceso de transformación de las carreteras en infraestructuras verdes, seguras y conectadas. La descarbonización del transporte, la reducción a la mitad del número de fallecidos por accidente de tráfico en 2030, la mejora de la resiliencia de las infraestructuras frente al cambio climático, la repoblación de la España vacía o la introducción de movilidades automatizadas al ritmo exigido por los compromisos europeos pueden verse seriamente amenazadas si no se actúa de inmediato”.
Circular por una carretera en mal estado incrementa hasta un 12% el consumo de combustible y obliga a reducir la velocidad de circulación una media del 10%
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Además el Informe de la AEC destaca que la mala conservación de la red afecta también afecta de un modo muy directo a los conductores: circular por una carretera en mal estado incrementa hasta un 12% el consumo de combustible y obliga a reducir la velocidad de circulación una media del 10%. En el caso de los camiones, supone un 12,5% más de tiempo para realizar el mismo recorrido, un 25% más en el caso de los autobuses y un 20% más los vehículos ligeros, estiman.
El aumento de los tiempos de viaje de los vehículos destinados al transporte de mercancías puede repercutir hasta en un 10% en el precio del producto final
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Considerando que los precios del transporte de mercancías se establecen en función del tiempo, se puede concluir que el incremento de los costes asociado al aumento de los tiempos de viaje terminará repercutiendo en los precios del producto final (un 10% más, según cálculos de la AEC), apuntan desde la organización presidida por Juan Francisco Lazcano.
¿La solución?
Hace años que la Asociación Española de la Carretera viene reclamando un espacio de financiación propio, global y sostenible para garantizar una adecuada conservación del patrimonio viario. Este fondo habría de nutrirse de: los Presupuestos Generales del Estado y de las Comunidades Autónomas y Diputaciones Forales, Fondos Europeos, sistemas de tarificación por uso y estrategias de colaboración Público-Privada.
Además, pone el foco más allá de la movilidad por carretera, “que sufre palmarias desventajas frente a otros modos de transporte”. La AEC señala, basándose en datos de la Fundación Corell, que si el ferrocarril y los transportes marítimo y aéreo pagasen el impuesto especial de hidrocarburos, se generarían anualmente 4.091 millones de euros. “La equidad impositiva sería suficiente para revertir el déficit de conservación de carreteras en un plazo de algo más de tres años”.