El estudio analiza catorce factores considerados clave por los operadores para decidir dónde ubicar un centro de estas características: las rentas de alquiler de las naves, el precio del suelo, los costes laborales, la densidad de la red de carreteras, su congestión, la densidad de la red de ferrocarriles, la cantidad de carga que circula por carretera, ferrocarril, mar y aire, la densidad de población, la accesibilidad a los principales centros de distribución europeos, la accesibilidad a los países del Este y la disponibilidad de suelo.
Tras la medición y el análisis de todos estos factores, queda a la cabeza del ranking Bélgica, seguida de Francia, Alemania y Holanda. España ocupa el duodécimo lugar, por delante de Rusia, Irlanda y Suecia. Y es que, según se aprecia en el mapa inferior, Madrid y Barcelona se encontraban, antes de la ampliación de la Unión Europea al Este, dentro del espacio (en forma de boomerang) con mayor densidad de tráfico logístico. Entre los aspectos más valorados de España, se encuentra la bolsa de suelo disponible por desarrollar. Los costes laborales son otro de sus puntos fuertes, (sexta posición). Destaca también la competitividad de nuestro país en cuanto al volumen de carga transportada por carretera y mar, donde ocupa la sexta y la quinta plaza europea, respectivamente.
En cuanto a sus puntos débiles, llama la atención el precio del suelo, donde ocupa el último puesto. Tampoco obtiene una buena puntuación en cuanto a la congestión del tráfico, situándose en una 13ª posición, que también se le asigna al analizar su accesibilidad a los principales centros de distribución de la UE y a Europa del Este, por razones geográficas obvias.