La implantación de vehículos de 25,25 y 60 toneladas serviría para incrementar “la eficiencia y la competitividad en el sector”, según han explicado José Manuel Vassallo y Alejandro Ortega, dos de los autores del estudio. Ambos han cuantificado los beneficios que aportarían estos vehículos: el precio de la tonelada/kilómetro se reduciría más de un 22%, se disminuirían las emisiones de CO2 (-305.000 ton.) y el impacto económico para la sociedad española superaría los 700 millones de euros anuales.
Hasta el momento Suecia es el gran referente en cuanto a la utilización de megatrucks, aunque Vassallo recordó que en estos momentos están en marcha diversos proyectos piloto en otros países europeos y animó al sector a plantearse esta alternativa “muy seriamente” en nuestro país.
El acto también contó con la presencia de Miguel Ángel Ochoa de Chinchetru, presidente del Patronato de la Fundación Francisco Corell y Pere Pedrosa, presidente de ASTIC, quien recordó la importancia de apostar por el transporte para crecer tal y como han hecho los principales países de la Unión Europea. “Hay que abrir un debate sobre este tipo de vehículos, sin miedos, y llevar esta propuesta a la Administración española y a Bruselas porque pueden ser una buena herramienta de futuro”, aseguró Padrosa.
Manel Villalante, Director General de Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento, se mostró partidario de no cerrar las puertas a la innovación, aunque evitó pronunciarse con rotundidad sobre la conveniencia o no de implantar vehículos de 25,25 m. en nuestro país.
Por último, abogó por crear un espacio común europeo en materia de carreteras, al igual que existe en el ámbito aéreo. “No tiene sentido que se estén planificando redes transeuropeas y que no se unifiquen las dimensiones y los pesos de los vehículos”, concluyó.
Más información: Fundación Francisco Corell