El informe de ANFAC destaca diez medidas prioritarias para facilitar la expansión de los puntos de recarga en ciudades españolas. Entre ellas:
- Creación de un órgano de gobernanza local que coordine la movilidad y la planificación urbanística.
- Formación del personal municipal para agilizar la instalación de puntos de recarga.
- Regulación de la capacidad eléctrica disponible, asegurando una distribución eficiente.
- Optimización de licitaciones de suelo público para la gestión de estaciones de recarga.
- Incorporación de infraestructura en estaciones de servicio, transformándolas en “estaciones multienergía”.
- Desarrollo de puntos de recarga en aparcamientos públicos y mixtos para mejorar el acceso.
- Incentivos fiscales municipales que impulsen la inversión en electromovilidad.
- Mayor compromiso en contrataciones públicas, adelantando objetivos de reducción de emisiones.
- Campañas de concienciación sobre movilidad eléctrica para empresas y ciudadanos.
- Colaboración con sectores estratégicos como hoteles y centros comerciales para ampliar la red de recarga.
Con estas recomendaciones, ANFAC busca acelerar la transición hacia la electromovilidad en España, facilitando el despliegue de infraestructura de recarga accesible y eficiente en todas las ciudades del país
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Metodología para el cálculo de potencia instalada
ANFAC también ha desarrollado un modelo para calcular la potencia eléctrica necesaria en cada municipio, tomando en cuenta factores como el número de vehículos eléctricos y la demanda energética prevista. Por ejemplo, en Madrid se proyecta una necesidad de 1.522 MW de potencia en 2035, mientras que en Zaragoza se estima 275 MW.
Un modelo de despliegue adaptable
El informe de ANFAC señala que no existe una única estrategia para desplegar la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos, ya que cada ciudad tiene necesidades específicas. Propone tres modelos principales: una distribución homogénea de puntos de baja potencia en toda la ciudad (como en París), la creación de hubs de carga rápida en zonas estratégicas (modelo Londres) y un enfoque mixto que combine ambos sistemas (modelo Berlín). La clave para un despliegue exitoso es una planificación basada en la demanda real y la colaboración entre administraciones y empresas para garantizar una infraestructura eficiente y sostenible.