AETC y ANEDIPE consideran fundamental informar a los diferentes componentes del sector, y en especial a sus empresas asociadas, sobre los siguientes aspectos:
– El precio del gasóleo se ha incrementado desde enero de este año en más de un 8%.
– El Observatorio de Costes, publicado por el Ministerio de Fomento, establece que el combustible representa entre un 26,5% y un 30% de los costes de explotación de un vehículo cisterna.
– También han aumentando de forma alarmante otros costes específicos de nuestra actividad, como el salario de los conductores, las autopistas, el acero, los lavados interiores, etc.
– La publicación del Real Decreto 902/2007 de 6 de julio, sobre jornadas especiales de trabajo en lo relativo al tiempo de trabajo de trabajadores que realizan actividades móviles de transporte por carretera (transposición de la Directiva 2002/15/CE sobre tiempos de trabajo), introduce elementos de rigidez que reducen la productividad del sector, al tiempo que incrementan de forma alarmante nuestros costes de explotación, especialmente en la distribución y reparto y en las rutas más cortas.
– Al mismo tiempo, el incremento del nivel de trabajo, la desaceleración de las inversiones en los últimos años, la desaparición progresiva de empresas, la incapacidad del resto de modos de transporte para absorber el crecimiento económico registrado y las necesidades de transporte que el mismo genera, ha derivado en la actual escasez de medios de transporte existentes para atender todas las necesidades de nuestros clientes.
– Tras valorar todas estas circunstancias, es necesario contar con la colaboración de cargadores y destinatarios de las mercancías para reducir los tiempos de espera en las operaciones de carga y descarga y las paralizaciones de los vehículos, que suponen un elevado coste añadido para las empresas de transporte.
– Finalmente, transportistas y cargadores deben ser conscientes de que, respetando siempre la libre economía de mercado, es absolutamente necesario aplicar una política adecuada de precios para mantener los estándares de calidad y seguridad necesarios para la evolución hacia los cada vez más altos niveles de exigencia de la industria química, petrolífera y alimenticia. Sólo de esta manera será posible ofrecer a nuestros clientes una respuesta eficaz a sus necesidades.