Los miembros de este clan familiar, que acumulan más de 300 antecedentes penales, se desplazaban hasta las áreas de servicio y cortaban las lonas de los camiones en busca de mercancías muy concretas: ropa y zapatos, electrónica de consumo (televisores, ordenadores, tarjetas de memorias u otros consumibles) y alcohol, fundamentalmente.
Cuando localizaban una carga de su interés, dejaban auna persona en el lugar para vigilar la zona y activaban los vehículos de carga, normalmente furgonetas, y en poco más de 10 minutos ejecutaban la operación de vaciado. Además no dudaban en intimidar y utilizar la violencia sobre los chóferes en caso de que estos bajaran de la cabina para comprobar qué sucedía.